Sant Just - Bogotá

Una tarde típica Bogotana gélida y húmeda por un torrencial aguacero resultó la perfecta excusa para el postre a un almuerzo de despedida. La decoración casual, la atención y explicación de los postres fue ejemplificada hasta con película. Pedimos crème brûlée de vainilla, que para los amantes del dulce viene siendo una fascinación con una perfecta capa de azúcar caramelizada por el flameado y al interior una exquisita crema que intenta neutralizar esa dulce cobertura la cual también tiene nueces lo cual le da su toque interesante. Yo, personalmente no muy amante del dulce, pedí una tartaleta de agraz y frutos rojos, la cual, tenía fresas, moras, frambuesas, arándanos y agraz, con un poco de crema, todas colocadas bellamente como dibujadas en la galleta. Ésta última, crocante y suave se fundía entre las frutas y la crema. Debo confesarles que con el frío que hacía nos detuvimos a tomar tinto y realmente la temperatura fue perfecta, el color y la intensidad del mismo lo hacían el mejor compañero de ese postre. Al final nos quedamos detenidos, atrapados por el magnífico graffiti plasmado en su fachada. Volveré sin duda, con la firme intención de probar el resto del menú. Sabré contarles qué tal me va. Bon appétit!

Todo delicioso aunque por el horario es dificil ir porque cierran a las 4, pero de verdad todo buenisimo

Tener buenas nociones de cocina no implica saber organizar y manejar un restaurante. La comida es buena, sin ser especial, pero la organización de la cocina, el servicio y hasta de la caja, deja mucho que desear. Para servirnos una entrada de una quiche vegetariana y una sopa de cebolla ( ambas ya listas), se demoraron 45 minutos, pero en cambio los platos fuertes los trajeron a la mesa antes de haber terminado las entradas. No sobra mencionar que los platos sucios y vacíos de las entradas estuvieron acompañándonos en la mesa hasta que pedimos el postre. Ni la caja registradora funciona bien, pues no puede indicar el valor completo del item cuando se piden dos o más unidades de la misma cosa. El servicio derrocha energía, pero demuestra falta de capacitación y de organización.

Fuimos porque vimos que tenia buenos comentarios en tripAdvisor y tienen razón, los platos son muy ricos, tienen combinaciónes de sabores muy agradables y la atención es muy buena, el servicio es demorado pero vale la pena esperar.

Restaurante pequeño en el centro de Bogotá, cerca al parque de los periodistas. La cocina es francesa pero con muchos productos autóctonos, algunos los probé por primera vez!, todo delicioso, buena atención, aunque estuvo algo demorada. excelente relación costo beneficio. Muy recomendable. Seguro volveré.