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Bidrage med feedbackRestaurante de estilo francés el cual recomiendo el 100x100 . . Disponen de 2 menús uno corto el cual está más orientado en productos de temporada y el segundo menú que es más largo que vendría siendo los Clásicos de Romain Fornell . Optamos por pedir el menú “corto” . Se empiezan por 4 aperitivos. Yo destaco el pani puri de branda de bacalla y la piel de pollo crujiente con tartar de gamba blanca . Luego seguiremos con un surtido de panes con sus mantequillas. . Todo el menú nos encanto adaptado para amantes de la cocina francesa pero me gustaría destacar : la gamba roja a la sal con caviar , el rodaballo con navajas y mousselina de albahaca y el pichón con su choux de sus higadillos . También decir que el servicio de sala capiteanado por Paco y Florián estuvo a la altura de la cena . . Tengo la sensación que en cualquier momento les darán su primera estrella. Muchas gracias por todo team Candlelight!
Recién inaugurada la temporada 2016, visitamos el renovado restaurante del Hostal de la Gavina, que ha permitido destacar de nuevo la elegancia y distinción de este singular establecimiento. Todos los aspectos (suelo de precioso parquet, techos decorados con mimo, terciopelos de los sofás, cristalería como en los grandes hoteles, vajillas propias, los candelabros en cada mesa, la prensa para los jugos de las carnes, la cuberteria impecable, la chimenea, etc. te transportan al lujo sereno, estético, de los realmente grandes restaurantes de otras épocas. El servicio también de alta escuela, moviéndose con eficacia y discreción por la sala...y el pianista amenizando toda la cena...sí, es así, no es una descripción novelada. Al magnífico ambiente se le une el asesoramiento del cocinero Romain Fornell, con una estrella Michelín en su local Caelis de Barcelona. El resultado es magnífico, platos originales, con productos escogidos, elegantes, delicados, sabrosos. A destacar las verduritas con huevo a baja temperatura, el San Pedro con veladura de estragón y el buey al falso carbón. Para los amantes de platos clasicos también hay opciones como un espectacular chateaubriand con patatas souflé... Los únicos aspecto a considerar serian: quizás una excesiva reiteración de las gelatinas/mousses y una selección de quesos que o se amplía y mejora la presentación o quizás es mejor eliminar. Bodega en consonancia con el nivel y quizás mereciendo dar entrada a algunas bodegas con menos historia pero grandes vinos.
Excelente restaurante gastronómico en un lugar idílico dentro del Hostal La Gavina. El servicio, la comida y las bebidas son excepcionales. Es un sitio que vale la pena visitar.
Los platos son exquisitos, el ambiente es romántico y la experiencia es única e inolvidable.
Oriol Fernández, un joven chef que ha vivido la cocina desde la infancia en el restaurante de sus padres y se ha formado, entre otros, en las cocinas de Alain Ducasse, dirige cada día una cocina que me ha causado un verdadero impacto estético, gastronómico y, por supuesto, de sabores. El menú de verano pone en valor el producto local, lo que nos hace sentir aún más orgullosos de lo que tenemos y de nuestra cultura gastronómica. La experiencia comienza con un aperitivo de tartaletas de atún y King Crab, una crujiente de piel de pollo con tartar de calamar, panipuri con brandada de bacalao y huevos de trucha, y se culmina con una delicia de Royal de foie gras, armagnac y portobello. Los platos inician con una ensalada cuajada de pepino, una flor de calabacín, chantarelas, almendra y salsa nantua, dando paso a un plato que une la Costa Brava con la de Azur, un escamarlán, espárrago alpino y aire de champán. Continuamos con un bottone relleno de anguila con espumoso de foie gras y cebolla tierna, y terminamos con un rodaballo con muselina de albahaca y sopa de apio, acompañado de un pichón, absolutamente gourmand. Y, como no podía ser de otra manera, los postres son de otro planeta: primero te refresca un sorbete de apio, albahaca y limón y, tras un breve descanso, un soufflé de pera absolutamente perfecto, impecable y delicioso. Un amigo suele decir que hay gente que hace miles de kilómetros para venir a ver y disfrutar de la Costa Brava. Nosotros la tenemos al lado, es nuestro pied-à-terre ideal para hacer de nuestro verano una colección de recuerdos, momentos y notas mentales que nos despiertan a la existencia, sin necesidad de ir demasiado lejos.
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