La Parrilla - Losar de la Vera

Nos ofrecieron una mesa en una situación muy buena. La comida deliciosa, servida con rapidez y eficacia sin perder el toque informal. Nos hubiéramos quedado a charlar con las camareras de lo majas que eran. Incluso al pedir postre para compartir, nos pusieron más cantidad y con la cuenta nos trajeron unos heladitos muy buenos. Un diez!!

Nos sirvieron croquetas con pelos. Se lo mencionamos al camarero (quien ni siquiera se disculpó). No nos cambiaron el plato y además nos lo cobraron al final. Al recibir la cuenta se lo recordé y aún así nos lo cobraron. La comida fue asquerosa y el trato al cliente fue nefasto.

Preguntan al final que tal, por educación dices despacito bien, pero la carne cruda, no preguntan como la quieres y un pelito de adorno en el plato. En fin.

Estuvimos comiendo en este sitio el día 8 de agosto de 2020, y comimos menú (10€ sin bebida incluida). Pedí de primero paella (escasean) y de segundo filete de ternera con patatas fritas (no estaba mal, filete muy fino que al menos no se te hacía una pelota en la boca). El problema fue que en el plato de la ternera me encontré dos pelos. Deduje que no eran mío , ya que yo soy rubia y el pelo que había era negro. El servicio es medianamente rápido y , bueno, no es caro, pero tampoco barato para lo que ofrecen. Se conoce que no tienen competencia porque al lado hay un restaurante que está cerrado. Así que tienen más libertad. Solo adjunto foto de la paella porque solo eché fotos al plato. XD

Fuimos a cenar dos parejas. Pedimos 2 entrantes a compartir y un plato principal para cada uno. Después de 20 minutos salen 2 de los platos principales. Una lubina a la parrilla escasa y pequeña) y un cachopo recalentado, crudo y sin sabor. 10 minutos más tarde salen las dos raciones de cabrito que habíamos pedido. Cual fue la sorpresa, que el Cabrito se había quedado dentro, porque nos sacaron 4 chuletillas a cada uno de Cabra vieja por 16 euros. Bien acompañadas eso si, de dos docenas de ajos confitados, lo mejor del plato). Seguido vinieron nuestros entrantes. Unas patatas revolconas, que parecían argamasa y torreznos para decorar, parecían rasillones. Y el segundo plato unas croquetas sobre cama de patatas fritas. Anonadados nos hayamos aún. 80 euros sin anestesia y que a día de hoy todavía me duele. Saludos al personal que muy amable y atento nos pidieron disculpas, mientras fumaban y veían la tele en la terraza. Totalmente no recomendado.